"La razón que se da para dividir a la humanidad
en razas superiores e inferiores
cae por tierra y se convierte en una ilusión"
H.P. Blavatsky
"Por qué hemos de olvidar que, edades antes de que las proas de las naves del aventurero genovés hendiesen las aguas occidentales, habían ya los barcos fenicios dado la vuelta al Globo y extendido la civilización en regiones ahora silenciosas y desiertas? ¿Qué arqueólogo se atrevería a asegurar que la misma mano que planeó las Pirámides de Egipto, Karnak, y las mil ruinas que ahora se desmenuzan en el olvido de las arenosas orillas del Nilo, no erigiese el Angkor–Vat monumental de Cambodia; o trazase los jeroglíficos sobre los obeliscos y puertas de la desierta aldea india últimamente descubierta en la Colombia Británica por Lord Dufferin; o los de las ruinas de Palenque y Uxmal, de la América Central? ¿No hablan muy alto en favor de las antiguas civilizaciones las reliquias que atesoramos en nuestros museos, últimos recuerdos de las “artes perdidas”? Y ¿no prueban ellas, una y otra vez, que las naciones y continentes que han pasado, han sepultado consigo artes y ciencias; que ni el primer crisol que se calentó en los conventos de la Edad Media ni el último que hayan roto nuestros modernos químicos han resucitado, ni resucitarán, a lo menos en el presente Siglo?" Isis sin Velo
"Ahora bien; nuestra Quinta Raza–Raíz tiene ya de existencia, como Raza sui géneris, y completamente aparte de su tallo padre, cosa de 1.000.000 de años; por tanto, hay que suponer que cada una de las cuatro subrazas anteriores ha vivido aproximadamente 210.000 años; por lo cual cada raza de familia tiene una existencia término medio de 30.000 años; y así, la “raza de familia” europea tiene todavía bastantes miles de años ante sí, aun cuando las naciones, o sea las espinas innumerables en ella, varíen con cada “estación” sucesiva de tres a cuatro mil años. Es algo curioso observar la relativa semejanza de duración entre una “raza de familia” y un Año Sideral.
"El conocimiento de lo precedente y la exactitud absoluta de las divisiones del tiempo formaban parte integrante de los Misterios, en donde estas ciencias se enseñaban a los Discípulos, y en donde eran transmitidas de un Hierofante a otro. Todo el mundo sabe que los astrónomos europeos asignan –bastante arbitrariamente– la fecha de la invención del Zodíaco egipcio, a los años 2.000 o 2.400 antes de Cristo (Proctor); e insisten en que la fecha de esta invención coincide con la de la construcción de la Gran Pirámide. Esto, para un Ocultista y astrónomo oriental tiene que parecer como un completo absurdo. El Ciclo de Kali Yuga se dice que principió entre el 17 y 18 de febrero del año 3.102 antes de Cristo. Ahora bien; los indos pretenden que en el año 20.400 antes del Kali Yuga, el origen de su Zodíaco coincidió con el Equinoccio Primaveral –habiendo en aquel entonces una conjunción del Sol y la Luna–; y Bailly probó por medio de un cómputo largo y minucioso de aquella fecha, que aunque fuera ficticia, la época de la cual habían partido para establecer el principio de su Kali Yuga era muy real. Esa “época es el año 3.102 antes de nuestra Era” – dice. Habiéndose presentado el eclipse lunar precisamente quince días antes del principio de la Edad Negra, se realizó en un punto situado entre la Espiga de Trigo de Virgo y la estrella o de la misma constelación. Uno de sus Ciclos más esotéricos está basado sobre ciertas conjunciones y posiciones respectivas de Virgo y de las Pléyades (Krittikâ). De aquí que, como los egipcios trajeron su Zodíaco de la India Meridional y de Lankâ , el sentido esotérico era evidentemente idéntico. Las “tres Vírgenes”, o Virgo en tres posiciones diferentes, significaba en ambos los anales de las tres primeras “Dinastías Divinas o Astronómicas”, que enseñaron a la Tercera Raza–Raíz; y que después de abandonar a los Atlantes a su destino, volvieron a descender, durante la tercera subraza de la Quinta, a, fin de revelar a la humanidad salvada, los misterios del lugar de su nacimiento: los Cielos Siderales. Los mismos anales simbólicos de las Razas humanas y de las tres Dinastías (Dioses, Manes –Astrales semidivinos de la Tercera y Cuarta Razas– y los Héroes de la Quinta) que precedieron a los reyes puramente humanos, se encontraron en la distribución de las hiladas y pasajes del Laberinto Egipcio. Como las tres inversiones de los Polos cambiaron naturalmente la faz del Zodíaco, hubo que construir uno nuevo cada vez.
Los sacerdotes egipcios tenían los Zodiacos del Asura Maya Atlante, como los tienen aún los indos modernos. Según se declara en el Buddhismo Esotérico, los egipcios, así como los griegos y los “romanos” de hace algunos miles de años, eran “restos de los Ario–atlantes”; los primeros, de los Atlantes más antiguos o Atlantes Ruta; los últimos mencionados, descendientes de la última raza de la isla cuya repentina desaparición fue referida a Solón por los Iniciados egipcios. La Dinastía humana de los egipcios más antiguos, que principió con Menes, poseía todo el conocimiento de los Atlantes, aun cuando ya no había en sus venas sangre Atlante. Pero aquéllos habían preservado todos los Anales Arcaicos. Todo esto se ha dicho hace tiempo. y precisamente porque el Zodiaco egipcio tiene de, 75 a 80.000 años, es por lo que el de los griegos es muy posterior.
Durante el curso de las Edades Postdiluvianas, marcadas en ciertas épocas periódicas por los más terribles cataclismos, nacieron y perecieron demasiadas razas y naciones, casi sin dejar rastro, para que se pueda ofrecer una descripción de las mismas que presente el menor interés. Si los Maestros de Sabiduría tienen una historia completa y consecutiva de nuestra Especie, desde su estado incipiente hasta nuestros días; y si poseen los anales no interrumpidos del hombre, desde que se desarrolló su ser físico completo, convirtiéndose así en el rey de los animales y dueño de esta Tierra, no puede decirlo la escritora. Lo más probable es que sea así, y tal es nuestra convicción personal.
La Doctrina Secreta sólo enseña precisamente tales “transformaciones” tanto en la naturaleza física como en la memoria y conceptos de nuestra humanidad presente. Confronta ella las hipótesis puramente especulativas de la Ciencia Moderna, basada en la experiencia y las observaciones exactas de hace apenas unos cuantos siglos, con la tradición y anales no interrumpidos de sus Santuarios; y desechando ese tejido de teorías a modo de telarañas, fabricadas en la obscuridad que encubre un período de unos cuantos miles de años, que los europeos llaman su “historia”, la Antigua Ciencia nos dice: Escuchad ahora mi versión sobre los recuerdos de la Humanidad. Las Razas Humanas nacen unas de otras, crecen, se desarrollan, se tornan decrépitas y mueren. Sus subrazas y naciones siguen la misma regla.
Los Ciclos de Materia serán reemplazados por Ciclos de Espiritualidad, y por una mente por completo desarrollada. Con arreglo a la ley de la historia y de las razas paralelas, la mayor parte de la humanidad futura estará compuesta de Adeptos gloriosos. La Humanidad es hija del Destino Cíclico, y ni siquiera una de sus Unidades puede escapar a su misión inconsciente, ni librarse de la carga de su trabajo cooperativo con la Naturaleza. De este modo la Humanidad, raza tras raza, llevará a cabo su Peregrinación Cíclica marcada. Los climas cambiarán, y ya han principiado, con cada Año Tropical después de cada subraza extinguida, pero sólo para engendrar otra raza superior en el ciclo ascendente; al paso que, una serie de grupos menos favorecidos, los fracasos de la Naturaleza, se desvanecerán, como ciertos hombres individuales, de la humana familia, sin siquiera dejar un rastro tras sí. Tal es el curso de la Naturaleza, bajo la influencia de la Ley Kármica; de la Naturaleza Siempre presente y Siempre transformándose."
Doctrina Secreta- fragmentos
H.P.Blavatsky