Estancia Decimosexta
Valor, sinceridad, perseverancia en el Yoga de Sabiduría, caridad, abnegación, dominio de sí mismo, devoción, austeridad, rectitud.
Mansedumbre, veracidad, paciencia, abnegación, sosiego, sinceridad, compasión de los seres vivientes, castidad, benevolencia, modestia, constancia.
Firmeza, misericordia, fortaleza, pureza, humildad, indulgencia, he aquí, ¡oh Bharata!, las virtudes de quien nació en condición divina.
Hipocresía, soberbia, presunción, ira, aspereza e ignorancia, éstos son, ¡oh, Partha!, los vicios de quien nació en condición demoníaca.
Las virtudes conducen a la liberación, los vicios a la esclavitud. Mas no temas, ¡oh Pandava! Tú naciste en condición divina.
De dos estirpes son en este mundo las criaturas animadas: divina y demoníaca. Ya te he descrito la divina. Escucha ahora lo que es la demoníaca.
Los hombres de naturaleza demoníaca ignoran la acción y la omisión. Ni pureza ni honradez ni verdad hay en ellos.
Así dicen: "En el universo nada hay que sea verdad ni tampoco hay Dios alguno que lo rija. Todos los seres proceden de la sexual unión sin más causalidad que la lujuria."
Con tales ideas se muestran como enemigos suscitados para la destrucción del género humano estos hombres protervos, de acciones brutales y rudimentario discernimiento.
Esclavos de insaciables apetitos, poseídos de vanidad, presunción y soberbia, indúcelos el error a falsos conceptos y obran movidos por impuras determinaciones.
Forjan infinitos proyectos, cuyo término es la muerte, y creen que es la satisfacción de sus deseos consiste el Supremo bien, aviesamente convencidos de que todo se cifra en esto.
Mantenidos en esclavitud por cien ligaduras de ilusoria perspectiva, se abandonan ciegamente a las pasiones y se esfuerzan en acopiar por medios ilícitos montones de riquezas con que satisfacer su apetito de goces sensuales.
Combatidos por multitud de pensamientos envueltos en las redes del error, atentos a la satisfacción de sus deseos, acaban por hundirse en hediondo infierno. (Naraka)
Ególatras, obstinados, poseídos de orgullo, embriagados en la codicia de riquezas, ofrecen sacrificios por vana ostentación, contrariamente a los mandatos de la Ley escrita,
Egoístas, altaneros, insolentes, sensuales e iracundos, estos malignos hombres me odian en los cuerpos ajenos y en el suyo propio.
A estos impíos, malvados y aborrecedores, los más viles entre los hombres del mundo. Yo los arrojo perpetuamente en demoníacas matrices.
Y caídos en demoníacos senos, alucinándose de nacimiento en nacimiento, no Me alcanzan, y en los más profundos abismos se sumergen.
Tres son las puertas de este infierno destructor del ser: lujuria, ira y avaricia. Así, pues, debe el hombre apartarse de ellas.
El hombre que se salva de estas tres puertas tenebrosas, realiza su propia felicidad y alcanza de este modo la meta Suprema. (Nirvana)
Pero el que desprecia los mandamientos de la Ley y se entrega a los impulsos del deseo, no alcanza la perfección ni la felicidad ni la meta suprema.
fragmentos Bhagavad Gita
Traducción del sánscrito al inglés por Annie Besant
Y del inglés al castellano por Federico Climent Terrer
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