EL HUEVO AURICO

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El Huevo Áurico, a causa de su naturaleza y múltiples funciones, tiene que ser bien estudiado. Como Hiranyagarbha, la Matriz de Oro o el huevo, contiene a Brahmâ, el símbolo colectivo de las Siete Fuerzas Universales, de modo que el Huevo Áurico contiene, y está directamente relacionado con lo divino y el hombre físico. En su esencia, como se ha dicho, es eterno, y en sus correlaciones constantes, es una especie de máquina de movimiento perpetuo durante el desarrollo del Ego que reencarna en la tierra. Tal como se indica en La Doctrina Secreta, los Egos o Kumâras que encarnan en el hombre al  final  de  la  Tercera  Raza-Raíz,  no  son  Egos  humanos  de  este  mundo  o  plano,  sino  que  se  manifestaron sólo en el momento en que el hombre animal fue dotado de alma, lo cual le dotó con la Mente Superior. Cada Kumâra es un «Aliento» o Principio, llamado Alma Humana, o Manas, la Mente. Como las enseñanzas dicen: Cada uno es un pilar de luz. Una vez elegido el vehículo, se expandió, con un aura Âkâsica que rodea al animal humano, mientras que el Divino Principio (Manásico), se establece dentro de esa forma humana. La Sabiduría Antigua enseña, además, que a partir de esta primera versión, los Pitris Lunares (que habían hecho a los hombres de sus Chhâyâs o sombras) son absorbidos por esta esencia áurica, y una forma astral distinta se produce para cada personalidad futura de reencarnación en la serie de cada Ego. Así, el huevo Áurico, que refleja todos los pensamientos, palabras y acciones del hombre, es lo siguiente:(a) El conservador de cada registro Kármico.(b)  El  depósito  de  todos  los  poderes  buenos  y  malos  del  hombre,  recibe  y  da  salida  a  su  voluntad,  o  mejor  dicho,  a  su  pensamiento,  todas  las  potencialidades  se  convierten,  en  una  potencia que actúa: El aura es el espejo en el que los sensitivos y clarividentes sienten y perciben al verdadero hombre, y pueden verlo tal como es, no como aparece. (c) Es lo que proporciona al hombre su forma astral, contiene los modelos de entidad física en sí misma, primero como un feto, luego como un niño y después como hombre, el ritmo de crecimiento astral empieza con el ser humano, lo que le proporciona durante su vida, si es un Adepto, su Mâyâvi-Rupa, Cuerpo de Ilusión (que no es su Cuerpo Astral Vital), y después de la muerte, su entidad devachánica y Kâma-Rûpa, o Cuerpo del Deseo (el Fantasma) (NOTA: Es  un  error,  cuando  se  habla  del  principio  humano  en  quinto  lugar,  lo  llaman  «el  Kâma-Rûpa». No es Rûpa, o la forma en absoluto, excepto después de la muerte, pero los elementos Kâmicos, deseos y pasiones animales, como la ira, lujuria, envidia, venganza, etc., etc., son la progenie del egoísmo y la materia. FINAL NOTA). En el primer caso, el de la entidad Devachánica, el Ego, con el fin de ser capaz de entrar en un estado de felicidad, como el «Yo» de su encarnación inmediatamente anterior, tiene que ser vestido (metafóricamente hablando) con los elementos espirituales de las ideas, aspiraciones y  pensamientos  de  la  personalidad  ahora  sin  cuerpo,  de  lo  contrario,  ¿qué  es  lo  que  disfruta  de  la  felicidad  y  la  recompensa?  ciertamente  no  el  Ego  impersonal,  la  Individualidad  Divina.    Por  lo  tanto,  deben  ser  los  buenos  registros  Kármicos  de  la  persona  fallecida,  impresos  en  la Sustancia Áurica,  los  que  suministran  al  Alma  Humana  lo  suficiente  de  los  elementos  Espirituales de la ex-personalidad, lo que le permite todavía creerse en el cuerpo del que acaba de separarse, y recibir su fruto, durante un período más o menos prolongado de «gestación espiritual». Para el Devachán es una «gestación espiritual», un estado ideal subjetivo dentro de  la  matriz,  que  termina  en  el  nuevo  nacimiento  del  Ego  en  el  mundo  de  los  efectos,  que  precede  a  su  nacimiento  terreno  –que  se  determinará  por  su  mal  Karma–,  en  el  mundo  de  las  causas  (NOTA:  Aquí,  el  mundo  de  los  efectos  es  el  estado  Devachánico,  y  el  mundo  de  las Causas, la vida de la tierra. FINAL NOTA). (2) En el segundo caso, el de suministrar el Kâma-Rûpa para que el fantasma o espectro de la Entidad, echo a partir de la escoria animal de la envoltura áurica, con su registro kármico de todos los días de la vida animal, tan llena de  deseos  y  aspiraciones  egoístas  de  tipo  animal  a  que  se  presta  (NOTA:  Y  es  esto  por  sí  solo  el  Kâma-Rûpa  que  puede  materializarse  en  sesiones  de  espiritismo,  mediumnístico,  y  de vez en cuando lo hace, cuando no es el doble astral o Linga-Sharîra, del mismo médium el  que  aparece.  Por  lo  tanto,  ¿cómo  puede  este  conjunto  de  viles  pasiones  morales  y  deseos  terrenales,  resucitados  para  obtener,  y  sólo  a  través  de  la  conciencia,  y  del  organismo  del  médium, ser aceptado como un «ángel» o el espíritu de un cuerpo una vez humano? Valdría tanto como diputar por ángeles buenos a los microbios de la peste. FINAL NOTA). Ahora, el Linga-Sharîra permanece con el Cuerpo Físico, y se desvanece junto con él. Una entidad astral  nueva,  tiene  que  ser  creada  (un  nuevo  Linga-Sharîra  incluido)  para  convertirse  en  el  portador de todos los Tânhâs del pasado y futuro Karma. ¿Cómo se logra esto? El médium «asusta», al «ángel» que nos abandonó, se desvanece y desaparece también a su vez como una entidad o imagen completa de la personalidad que fue y los registros en el mundo de los efectos Kâmalokicos sólo los registros de sus fechorías y los pensamientos y actos pecaminosos, conocidos  en  la  fraseología  de  los  Ocultistas  como  Tânihicos  o  humanos  «Elementales»  (NOTA:  Esto  se  logra  en  el  tiempo,  de  acuerdo  al  grado  más  o  menos  espiritual  o  material  de la personalidad (cuyos sedimentos son en la actualidad). Si la espiritualidad se impuso, la Larva, el «fantasma», se desvanecerá muy pronto, pero si era muy materialista, el Kâma-Rûpa puede  durar  siglos,  e  incluso  sobrevivir  con  la  ayuda  de  algunos  de  sus  Skandhas  dispersos,  que son todos transformados con el tiempo en Elementos. Ver La Clave de la Teosofía, pp. 141 y ss., en la que es imposible entrar en detalles, pero donde se habla de que los Skandhas son  gérmenes de efectos Kármicos. FINAL NOTA).  Son estos los elementales que, al entrar en la composición de la «forma astral» del nuevo órgano, en el que el Ego, en su abandono del estado Devachánico, se introducen de acuerdo a el decreto Karmico, la forma en que la nueva entidad astral nace dentro de la envoltura áurica, y del que se dice a menudo «Karma, con su ejército de Skandhas, espera en el umbral del Devachan» (NOTA: La Clave de la Teosofía, p. 141. FINAL NOTA). Pero apenas termina el estado Devachánico de recompensa, el Ego está indisolublemente unido a (o más bien sigue en la vida de) la nueva Forma Astral. Ambos Kármicamente  impulsados  hacia  la  familia  o  la  mujer  de  la  que  va  a  nacer  el  niño  animal escogido  por  el  Karma  para  convertirse  en  el  vehículo  del  Ego,  que  acaba  de  despertar  del  estado Devachánico. A continuación, la nueva Forma Astral, compuesta en parte de la pura Esencia Âkâsica del «Huevo Áurico», y parte de los elementos terrestres de los pecados y delitos punibles en la última Personalidad, es atraído hacia la mujer. Una vez allí, la Naturaleza modela  el  feto  de  carne  alrededor,  según  el  patrón  del  etéreo,  valiéndose  de  los  materiales  en  desarrollo  de  la  semilla  del  hombre  en  el  suelo  femenino.  Así  surge,  de  la  esencia  de  una  semilla descompuesta, el fruto o eidolon de la semilla muerta, fruto físico que produce a su vez dentro de sí otra y otra semilla para la futura planta (3)Y ahora podemos volver a los Tattvas, y ver lo que significan en la Naturaleza y en el hombre, mostrando así el gran peligro de caer con el Yoga en la fantasía de aficionados, sin saber lo que están haciendo.

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H.P.Blavatsky

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