Así, pues, se sospecha oficialmente la desaparición de continentes. Que los mundos y también las razas o especies son destruidos periódicamente por el fuego (volcanes y terremotos) y el agua, por turno, y se renuevan periódicamente, es una doctrina tan vieja como el hombre. Manu, Hermes, los caldeos, la antigüedad toda, creían en esto. Por dos veces ha cambiado ya por el fuego la faz del Globo, y dos por el agua, desde que el hombre apareció en ella. Así como la tierra necesita reposo y renovación, nuevas fuerzas y un cambio de su suelo, lo mismo sucede con el agua. De aquí se origina una nueva distribución periódica de la tierra y del agua, cambio de climas, etc., acarreado todo por revoluciones geológicas, y terminando por un cambio final en el eje de la tierra. Los astrónomos pueden encogerse de hombros ante la idea de un cambio periódico en el eje del Globo, y reírse de la conversación que se lee en el Libro de Enoch, entre Noé y su “abuelo” Enoch; la alegoría es, sin embargo, un hecho astronómico y geológico. Existe un cambio secular en la inclinación del eje de la Tierra, y su época determinada se halla registrada en uno de los grandes Ciclos Secretos. Lo mismo que en muchas otras cuestiones, la Ciencia marcha gradualmente hacia nuestro modo de pensar"
Doctrina Secreta-fragmentos
H.P. Blavatsky
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