"Frecuentes han sido las quejas contra el celo de los iniciados, al reservar las Ciencias ocultas, negándoselas a la humanidad. A los Guardianes del Saber Secreto se les ha culpado de egoísmo por detentar los "tesoros" de la sabiduría antigua
No obstante motivos poderosos debió de haber para ello, cuando desde los albores de la Historia tal fue la conducta de todos los hierofantes y "maestros".
Nadie estudiará provechosamente las ciencias ocultas a menos que se entregue a ellas en cuerpo, corazón y alma. Algunas de sus verdades son demasiado terribles y peligrosas para las mente mediocres. No es posible jugar impunemente con tan tremendas armas. Por lo tanto, según dice San Pablo, es "ilícito" hablar de ellas; aceptemos el aviso, y hablemos tan sólo de lo "lícito".
Las enseñanzas prácticas de la ciencia oculta son completamente distintas, y pocos tienen el necesario vigor mental para recibirlas.
Dual es el poder de la magia; y nada más fácil, por consiguiente, que degenere en hechicería; para lo que basta un mal pensamiento. Así, pues, mientras el ocultismo teórico es inocente, y puede ser beneficioso, la magia práctica, el fruto del árbol de la Vida y del Conocimiento, o sea la "Ciencia del bien y del mal", está erizada de riesgos y peligros.
Sin embargo, aún la lectura de estos libros puede perjudicar al estudiante desguiado, que los abra sin clave adecuada ni capacidad propia para distinguir los senderos diestro y siniestro de la magia. En este caso aconsejaríamos al estudiante que no emprendiese solo la tarea, pues acarrearía sobre él y los suyos inesperados males y aflicciones, sin conocer su procedencia ni la naturaleza de los poderes que, despertados por su mente, gravitarían sobre su vida. Muchas son las obras a propósito para los estudiantes adelantados; más tan sólo pueden ponerse a disposición de discípulos "juramentados" o chelas, que han contraído el solemne y vitalicio compromiso, que les da derecho a protección y ayuda.
Sin embargo, aún la lectura de estos libros puede perjudicar al estudiante desguiado, que los abra sin clave adecuada ni capacidad propia para distinguir los senderos diestro y siniestro de la magia. En este caso aconsejaríamos al estudiante que no emprendiese solo la tarea, pues acarrearía sobre él y los suyos inesperados males y aflicciones, sin conocer su procedencia ni la naturaleza de los poderes que, despertados por su mente, gravitarían sobre su vida. Muchas son las obras a propósito para los estudiantes adelantados; más tan sólo pueden ponerse a disposición de discípulos "juramentados" o chelas, que han contraído el solemne y vitalicio compromiso, que les da derecho a protección y ayuda.
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