Sólo el Espíritu liberado...



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Sólo el Espíritu liberado de toda traba 
verá las cosas del Espíritu sin un velo

K.H.

"Ningún adepto ha penetrado más allá del velo de la materia cósmica.
 La más alta y perfecta visión está limitada al universo de forma y materia."
 K.H.


El adepto ve, siente y vive en la misma fuente de todas las verdades fundamentales:
la Esencia Espiritual Universal de la Naturaleza"

K.H.

EL SEMBRADOR

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El Sembrador
(San Mateo, capítulo XIII; reproducido en San Marcos, capítulo IV, y en San Lucas,
capítulo VIII)
1. En aquel día, saliendo Jesús se sentó en la orilla del mar.28
2. Y se llegaron a él muchas gentes, por manera que entrando en un barco se
sentó en él, quedando toda la gente en pie en la ribera.29
3. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: “He aquí que salió un sembrador a sembrar.
4. “Y cuando sembraba, cayeron algunas semillas junto al camino y vinieron las aves del cielo y se las comieron.
5. “Otras cayeron en lugares pedregosos en donde no tenían mucha tierra, naciendo al punto por lo mismo que no tenían tierra profunda.
6. “Mas en saliendo el Sol, se secaron y quemaron porque no tenían raíz.
7. “Otras cayeron entre espinas y, creciendo las espinas, quedaron ahogadas.
8. “Y otras, cayendo en tierra buena, rindieron, al fin, su fruto: una a ciento, otra a sesenta y otra a treinta.
9. “El que tenga oreja para oír, que oiga.”
10. Mas los discípulos, llegándose a él, le dijeron: “¿Por qué les hablas por parábolas?”
11. A lo que el Maestro les respondió: “Porque a vosotros tan sólo os es dado el saber de los misterios del reino de los cielos cosa que aún no les es dado a ellos.
12. “Pues al que tiene, a ése se le dará y tendrá más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
13. “Por eso les hablo por parábolas, porque viendo no ven y oyendo no oyen ni entienden.
14. “Cumpliéndose en ellos la profecía de Isaías que dice: ‘Vuestro oído oirá y no entenderéis, y vuestro ojo verá y no veréis’.30
15. “Porque el corazón de este pueblo se ha hecho más grosero y ha cerrado sus ojos para no ver y tapado sus orejas para no oír, y apartado de mí su corazón para no ser convertidos ni sanados.31
16. “Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ya ven, y vuestros oídos, porque ya oyen.
17. “Vosotros, pues, oíd la palabra del que siembra.
18. “Cualquiera que escucha la palabra del reino de Dios y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que se sembró en su corazón: éste es el que fue sembrado junto al camino.
19. “Mas el que fue sembrado sobre las piedras, éste es el que oye la palabra, y por el pronto la recibe con gozo.
20. “Pero no tiene en sí raíz, antes es de poca duración, y cuando le sobreviene tribulación y persecución por la palabra, se escandaliza luego.
21. “Y el que fue sembrado entre las espinas, éste es el que oye la palabra, pero los cuidados de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra y queda infructuosa.
22. “Y el que fue sembrado en tierra buena, éste es el que oye la palabra y la, entiende y lleva fruto: y uno lleva a ciento, otro a sesenta y otro a treinta.”


COMENTARIO
La parábola que antecede es una de las más elocuentes pruebas que tiene la Teosofía para demostrar que, tras la religión cristiana vulgar o conocida, existe una Doctrina Secreta o “Misterios iniciáticos cristianos”, análogos a los de las demás religiones positivas y cuya enseñanza se reservaba para los “elegidos” “místicos” o “discípulos”.

Uno, en efecto, era el paganismo de las masas y otro bien distinto el de los iniciados en los misterios de Eleusis, como Cicerón y Séneca; una, la enseñanza de Buddha a las multitudes y otra la purísima enseñanza que reservara para sus discípulos o arats; una, la enseñanza exotérica o externa dada a los profanos por Pitágoras acerca de la estabilidad de la Tierra, y otra la esotérica o interna en la que el adepto de Samos revelaba a sus acusticoi “la verdadera doctrina heliocéntrica”, o de la rotación y traslación de la Tierra en torno del Sol, que Copérnico y Galileo descubrieron después. El mismo Pablo, el gran iniciado cristiano, decía por ello en varias de sus epístolas, que a los hombres de carne les enseñaba a Cristo y su resurrección (doctrina exotérica), mientras que a los ya iniciados les adoctrinaba en el Logos, la Palabra Divina encarnada en el Cosmos (doctrina esotérica) y también que él sólo hablaba “sabiduría” entre los perfectos, porque la semilla arrojada en campos no preparados estaba fatalmente condenada a su destrucción; pues los tesoros del reino de Dios, como decía Jesús, no pueden ser dados a los cerdos, o, en fin, porque con arreglo al famoso aforismo, quien da su propio tesoro (secreto iniciático) a otros, se roba a sí mismo, según la historia todas las grandes revelaciones tiene comprobado hace tiempo. 


28 Es decir, se puso a predicar como el Oanes o Dag6n caldeo, desde la orilla del mar. Para los demás detalles relativos al origen y simbolismo de este gran instructor, véase el mito de Proteo en cualquier Enciclopedia.
29 Esto, por supuesto, es puro símbolo. Se trata aquí de la eterna nave que, cual la de Lutecia, “fluctúa, pero no se sumerge”. Acerca de esta nave emblemática que flota sobre las aguas astrales de la destrucción y del pecado, existen infinidad de mitos
30 Esto es, a nuestro juicio, alusión directa al gran pecado de la calda de la Atlántida, al perder el hombre el uso del tercer ojo: el ojo de la intuición y de la doble vista. Los detalles relativos a esta terrible transformación a partir de la cual somos aquí abajo verdaderos ciegos con ojos que, viendo, no ven, pueden leerse en La doctrina secreta, de H.P. B.
31 He aquí una coincidencia perfecta con el famoso mito de Isabeau, Isabel o Isis la Hermosa, que describimos en la Introducción de esta BIBLIOTECA.— El Tesoro de los lagos de Somiedo’ 


FRAGMENTO DE POR EL REINO ENCANTADO DE MAYA

MARIO ROSO DE LUNA

Cristo, solo



Cristo, solo
(Enrique de Mesa)
Y descendió Cristo de los Cielos y volvió a la Tierra.
Y los hombres se alborozaron con su presencia y los que se decían cristianos, tuvieron regocijo.
Y alfombraban con las vestiduras su camino, y en él esparcían ramos y hojas.
Y las alabanzas llenaban el aire.
Y eran aquellas gentes hipócritas y su contento fingido y falsa su alegría. Y caminaban en pos del Nazareno con la mirada entristecida por la visión de la culpa, la frente inclinada bajo el peso del pecado.
Mas viendo Jesús a todo este gentío, subió a un monte; en él nacían las cruciatas de flores azuladas.
Y aparecióse a la multitud como a los Apóstoles en la cumbre del Tabor; su rostro resplandeciente como el Sol y sus vestidos blancos como la nieve.
Y por la llanura se extendieron las gentes, ocupándola toda: los sacerdotes, falange negra que a trozos purpureaba con las sangrientas notas de sus altas jerarquías; los guerreros, tropel abigarrado que aturdía con su estruendo y deslumbraba con su brillo; los ricos, franja de luz con destellos de poderío y de abundancia; los pobres, mancha de sombra en el triste desamparo de su desnudez y de miseria.
Y la voz de Jesús hendió los aires; y era la voz dulce que en Galilea predicó el Evangelio del reino.
Y era la voz suave que, con perdón de pecados, prometió eternas bienaventuranzas.
Y era la voz divina que a Simón limpió de la asquerosa lepra, resucitó a Lázaro y espantó a los espíritus malignos.
Y era la voz sublime que hizo a los cojos andar, a los sordos oír, a los ciegos ver.
Y las palabras se aromaban en la mística flor de sus labios. Y se extendían en oleadas armoniosas sobre la muchedumbre.
Y dijo Jesús:
“He aquí que soy el sembrador que viene a visitar sus campos, a ver si fructificó la semilla. Hablad, que por vuestras palabras habréis de ser justificados o condenados.
Y nadie habló.
Y Jesús, dirigiéndose a los sacerdotes, les dijo: “Vosotros sois los primeros, la luz del mundo. En vuestras manos encomendé mis enseñanzas y mis doctrinas. Potestad os di para curar enfermos y sanar leprosos. Id en busca de las ovejas perdidas en la casa de Israel, os dije. Y hallo a la cristiandad enferma, mis ovejas descarriadas, mis enseñanzas en el olvido. ¿Cumplisteis mis preceptos? No poseáis oro ni plata, ni dinero alguno en vuestros bolsillos, ni alforja para el viaje, ni más de un calzado y una túnica, os dije.. ¿Lo habéis cumplido?”
Y de la turba negra se alzaron confusos rumores; las iras del pecado.
Y la voz de Cristo se oía claramente.
Y eran sus palabras sobre el gentío como las blancas gaviotas sobre ¡os mares, que, bajando del Cielo, sin temor a sus furias, lo rozaban con sus alas.
Y las furias de los mares no logran ahogar las blancas gaviotas, ni las furias de los hombres las palabras divinas.
Y, volviendo las espaldas a Cristo, los sacerdotes se alejaron ensombreciendo el valle.
Y algunos no querían irse: Eran los sacerdotes de la sincera alma candorosa y austera virtud; los que consuelan el infortunio y la necesidad, y alivian y remedian la desgracia. Mas, como eran ellos pocos, los malos les arrastraron.
Y la voz de Jesús azotaba a aquéllos, diciéndoles: “¡Ay de vosotros, fariseos hipócritas, que cerráis el Reino de los Cielos a los hombres; porque ni vosotros entráis ni dejáis entrar a los que entrarían! ¡Guías de ciegos! ¡Sepulcros blanqueados!”
Y las gentes no veían que los sacerdotes abandonaban a Cristo, y arrodillándose al paso de ellos besaban humildemente las orlas de sus túnicas.
Y vibró en el espacio la advertencia evangélica: “Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros disfrazados con pieles de ovejas, mas por dentro son lobos robadores. Por sus frutos los conoceréis. ¿Por ventura producen uvas los espinos e higos los abrojos?”
Y ya los sacerdotes habían desaparecido.
Y otra vez la boca del Maestro vertió como óleo derramado sus divinas enseñanzas.
Y predicó la verdad y el bien; la caridad oculta y la limosna secreta; la oración fervorosa nacida del alma y no de los labios.
Y los que debían su medro a la ostentación de sus devociones, le abandonaron, y los que obtenían lucro con la publicidad de sus sentimientos, hipócritamente se alejaron de él.
Y eran muchos.
Y Jesús continuó:
“En verdad os digo que todo aquel que pusiera los ojos en una mujer para codiciarla ya cometió con ella adulterio en su corazón.
“No resistáis al mal; antes bien, si alguno os hiriere en la mejilla derecha, presentadle la izquierda.
“El que es mayor entre vosotros, será vuestro siervo. Porque el que se ensalzare será humillado, y el que se humillare será ensalzado. a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y orad por cuantos os persiguen y calumnian.”
Y al escuchar las palabras de Jesús, unos en pos de otros, muchos hombres perdiéronse en la llanura.
Y eran los adúlteros, los vengativos, los iracundos, los soberbios, los envidiosos.
Y la envidia a su paso deja amarillenta e infecunda a la tierra.
Y eran las almas de aquellas gentes, secas como la higuera de Betania; y en el camino de perdición no aspiraban sino los dañinos perfumes de las flores del mal, ni gozaban sino los engañosos deleites del pecado.
Y el lúcido tropel de armas rodeó al monte. Y Jesús les dijo:
“¿Acaso sois vosotros combatientes de la virtud, soldados de la fe?”
Y contempló con amargura la necia soberbia de sus divisas, la hinchada vanidad de los motes y empresas que adornaban los pendones y campeaban en los escudos como cifras de nobleza y emblema de gloria.
Y nadie rompió aquel silencio.
Y Jesús continuó:
Paz traje a los hombres. Mi reino por el amor se conquista. Crió mi Padre cándidas palomas, no buitres carniceros. ¡Ay del que ensangriente la tierra!”
Y el ruido de las espuelas denotó el temblor de los soldados.
Y nada dijeron. .
Y los combatientes de la ambición, del egoísmo y de la avaricia volvieron las espaldas a Cristo, alejándose por la llanura.
Y el gentío, ofuscado por la luz y aturdido por el estruendo de los guerreros, con entusiasmo los aclamaba.
Y el sol avivaba los colores de los escudos, quebrábase en el oro de los bordados y hacía brillar las corazas, fulgir los aceros.
Y la voz del Redentor les perseguía:
“Porque, ¿de qué sirve al hombre el ganar todo el mundo si pierde su alma? O ¿con qué cambio podrá el hombre rescatarla una vez perdida?”
Y el viento, soplando con fuerza, se llevó en sus alas el rumor guerrero.
Y una nubecilla ocultó el Sol a los hombres, y perdieron los colores toda su viveza, los bordados sus reflejos, su brillo las corazas y los aceros sus fulgores.
¡Gloria efímera, vana pompa, ruido a merced del viento que sopla, falsa luz de otro reflejo que las nubes desvanece!
Y la franja luminosa con destellos de poderío y de riqueza se acercó al monte.
Y Cristo, tras sus resplandores, columbró las desnudas carnes de la pobreza.
Y sonrió amargamente, diciendo:
“El que tenga dos túnicas, que dé una.”
Y nadie obedeció a la voz divina:
“No atesoréis para vosotros tesoros en la Tierra, donde orín y polilla los consume, y en donde ¡os ladrones los desentierran y roban. Mas atesorad para vosotros tesoros en el Cielo, en donde ni orín ni polilla los consumen y en donde los ladrones no los desentierran ni roban. Porque donde está tu tesoro allí está también tu corazón.
Y si lo tuyo vendes y lo das a los pobres, tendrás un tesoro en el Cielo y digno serás de bienaventuranza.”
Y a esta propuesta los que tenían muchos bienes se entristecieron.
Y se alejaron de Cristo.
Y echando Jesús una ojeada alrededor de sí, dijo:
¡Oh, cuán difícilmente los acaudalados entrarán en el Reino de Dios! ¡Cuán difícil cosa es, hijos míos, que los que ponen su confianza en las riquezas entren en el Reino de los Cielos!”
Y los ricos, vueltas las espaldas a Cristo, que es la luz, caminaron hacia la sombra.
Y sólo quedó en la llanura la turba miserable y harapienta. Eran los hombres desnudos a quienes el hambre hace dudar y el desamparo hace maldecir.
Y eran aquéllos los preferidos de Jesús. Y mirándoles con ternura, les dijo:
“¡Venid a mí todos cuantos andáis agobiados con trabajo y con carga, que yo os
aliviaré!”
Y aquellas gentes, no escuchando a Jesús, se desparramaban como ovejas sin pastor, siguiendo a los ricos.
Y viéndolo, dijo Cristo:
“Ninguno puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o al uno sufrirá y al otro despreciará. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”
Y de la turba de víctimas sociales se alzó formidable clamoreo, y muchas veces decían:
“Odiamos a los ricos porque somos sus siervos. Para ellos son nuestro trabajo y nuestra vida; los desperdicios de su mesa para nosotros. Ellos nos dan los harapos que nos cubren.”
Y la voz de Cristo, rebosando de tristeza, llenó los aires:
“¿No es más el alma que la comida y el cuerpo más que el vestido?... Mirad las aves del Cielo que no siembran ni siegan, ni allegan en trajes y vuestro Padre Celestial las
alimenta.
“¿Pues qué, no sois vosotros más que ellas? “Considerad cómo crecen los lirios del campo; no trabajan ni hilan. Y yo os digo que ni Salomón con toda su gloria fue cubierto como uno de éstos.
“Pues si al heno del campo que hoy es y mañana se echa en el horno viste Dios así, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe?
“Buscad, pues, primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.
Y de las gentes que se alejaban salían voces diciendo:
“¿Y el pan de mañana?” Dijo Jesús:
“¿Hay por ventura alguna entre vosotros que pidiéndole pan un hijo suyo le dé una piedra? No andéis angustiados por el día de mañana. Le basta al día su propio afán.”
Y la voz del Nazareno llegó a la muchedumbre con dejos de amargura terrena y modulaciones de humano sollozo.
Y se conmovió el gentío miserable, y la turba yació y se detuvo.
Con igual acento ellos pidieron pan y trigo.
La voz del Hijo de Dios, humanada por la amargura con temblores de súplica, penetró en sus corazones.
Y los pobres pensaron que si fueran ricos no abandonarían al Señor.
Y no comprendían que el oro y la molicia endurecen el corazón, engendrando el pecado.
Mas temieron la cólera de los ricos y siguieron sus pasos. Y las palabras de Jesús iban en
pos de ellos, dulces y tristes:
“Tomad mi yugo sobre vosotros, porque suave es mi yugo, y ligero es el peso mío.”
Y ya los pobres habían desaparecido.
Y quedó la llanura desierta.
Y Cristo, solo.
Y al verse así abandonado, su voz dulce endurecióse, y dijo: “¡Hipócritas! Con razón profetizó Isaías: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy lejos de mí!”
Y en un instante padeció todos los dolores sublimes de su olvidada y estéril pasión redentora; sintió en sus hombros de nuevo el peso del manto de púrpura; en sus sienes las punzadoras espinas que como a Rey del dolor le coronaran; en sus manos el irrisorio cetro de caña.
Y vio que el pueblo, arrodillado, escarnecía su majestad, diciéndole cruel:
“¡Dios te salve, Rey de los judíos!”
Y sintió los salivazos en sus mejillas.
Y esta vez no tuvo Cirineo que le llevara la Cruz ni cariñosas manos que enjugaran su frente.
Y el rostro divino no quedó impreso en el lienzo por el sudor humano.
Y los clavos abrieron en sus carnes cruentas desgarraduras.
Y al lanzazo de su costado brotó sangre.
Y apuró las hieles. Y sus labios gustaron la actitud del vinagre.
Y esta vez el Sol no se oscureció, ni tembló la Naturaleza; no se rasgó el velo del templo ni las piedras se partieron, ni resucitaron los muertos.
Y hacía más doloroso el tormento la risueña quietud de la tierra que bajo el sol dormía, el piar gozoso de las golondrinas azuladas, aves del Cielo que, indiferentes a su martirio, revoloteaban en torno de la redentora cabeza.
Y bajo el cielo azul y el Sol esplendoroso, en la cumbre del Calvario que la humana maldad eterniza, por el dolor transido y de la Cruz pendiente, de todos abandonado en la soledad amarga, el Hijo de Dios lloró como lloran los hijos de los hombres.
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COMENTARIO
La glosa evangélica del epígrafe que antecede pinta de mano maestra el trágico conflicto de nuestros vivires, en que el Ideal, el Espiritu, el legitimo y mas elevado "principio” del Hombre, se ve crucificado en las limitaciones de la carne, abandonado y solo...

Como ha dicho Bullwer Litton, las opiniones, los anhelos del hombre forman su parte divina, y su parte humana, acciones. Pero entre ambas partes media un insondable abismo, un mar proceloso, que la nave de nuestra alma ha de franquear victoriosa tras la más épica de las luchas, si se ha de salvar uniéndose al Cristo, a su Espíritu Supremo, Rayo Inefable de la Abstracta e Incognoscible Divinidad. Todos, en efecto, escuchan extasiados la redentora Palabra, pero la Bestia humana clama por sus fueros y sepulta en el fango de nuestras pasiones inferiores tamaña espiritualidad. Sacerdotes, guerreros, hombres del negocio, hombres envanecidos por las pompas y las necedades mundanas, que se detuvieron un momento para escuchar las sublimidades aquellas, bien pronto se retiran silenciosos y entenebrecidos, porque la Doctrina salvadora pugna abiertamente con sus más caros intereses egoístas. ¡Y Cristo queda solo! ¡Y su Doctrina, que es la eterna Doctrina de las Edades o Religión-Sabiduría primitiva, una vez más queda sepultada en el Misterio, porque la Humanidad, que tiene ojos para ver, no ve; y con oídos para oír, no oye!


Ello es y será siempre el motivo del llamado “sigilo iniciático”, porque en seres tales que apenas si con sus anhelos, pero jamás con sus acciones, se alzaran unas líneas sobre su condición animal, no existe la preparación adecuada para que la semilla del bien pueda ser sembrada con alguna esperanza de éxito, como expresa la siguiente parábola del Maestro, parábola tan conocida como poco meditada y que dice así: 

Fragmento de POR EL REINO ENCANTADO DE MAYA
MARIO ROSO DE LUNA

Sobre el Devacán







El Señor Buda describe alegóricamente el devacán o tierra de Sukhavati.  Lo  que  dijo  consta  en  el  Shanmun-yih-tung. Dice Tathagata:   "Muchos   millares   de   miríadas   de  sistemas   de   mundos más allá de éste (el nuestro) hay una región de felicidad llamada Sukhavati. Esta  región  está  circuida  de  siete filas  de  verjas,   de   siete   filas   de  amplias   cortinas   y   siete   filas   de   ondulantes árboles. Los tathagatas (dhyanes choanes) gobiernan esta  santa  mansión  de  arhates  y  la  poseen  los  bodisatvas.  Tiene  siete hermosos  lagos  de  cuyo  centro  fluyen  cristalinas  aguas  con  siete y una propiedades   o   cualidades   distintivas   (los   siete   principios   emanados   del   Único). Esto,   ¡oh!   Sariputra,   es   el   devacán. La divina flor udambara echa una raíz en la sombra de cada  tierra  y florece para cuantos la alcanzan. Los que nacen en la bendita región son verdaderamente bienaventurados y no hay en aquel  ciclo  más  penas  ni  tristezas  para  ellos.  Miríadas  de  espíritus acuden allí en busca de descanso y después vuelven a sus propias   regiones   (los   que   no   han   terminado   sus   círculos  terrestres).  También,  ¡oh!  Sariputra,  muchos  de  los  nacidos  en  aquella tierra de gozo son avaivartyas", etc. 







 Fragmento de: LAS CARTAS DE LOS MAHATMAS- KM Y M

Palabras de un Maestro




La necesidad de la aplicación práctica de aquellas sublimes palabras de nuestro Señor y Maestro:


¡Oh, vosotros, Bhikkhus y Arhats, sed buenos con la raza de los hombres, nuestros hermanos! Sabed, todos vosotros, que aquel que no sacrifica su propia vida para salvar la vida de sus semejantes; y aquel que vacila en dar, más que su vida, su buen nombre y su honor para salvar el buen nombre y el honor de los muchos, no es merecedor del purificador, del Inmortal, del trascendental Nirvana" 


K.M.
Fragmento de la Carta de los Mahatmas nº 82


Sobre los Maestros de Compasión

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Sabe que el Bodhisattva que trueca la Liberación por la Renuncia, con el objeto de asumir las miserias de la "Vida Secreta" se le califica de "tres veces Honrado", oh tú, candidato al sufrimiento por espacio de los ciclos.

El Sendero es uno, discípulo; no obstante, a su término se divide en dos. 
El primer Sendero es la liberación

Pero el segundo Sendero es la renunciación y por esto se le llama "Sendero de Dolor"

El Sendero secreto conduce al Arhan a sufrimientos mentales indecibles, sufrimientos por los Muertos vivientes, y compasión impotente por los hombres que gimen en la kármica amargura; los Sabios no se atreven a suavizar el fruto del karma.

El sendero patente, es el camino que conduce a la bienaventuranza egoísta, despreciada por los bodhisattvas del "Corazón Secreto", los Buddhas de Compasión. 

Vivir para el bien de la Humanidad, es el primer paso. Practicar las seis virtudes gloriosas, es el segundo.

Tomar para sí la humilde vestidura del Nirmanakaya, es renunciar a la eterna felicidad de uno mismo, para contribuir a la salvación del hombre. El obtener la bienaventuranzas del Nirvana y renunciar luego a ella, es el paso final, supremo, el más alto en el Sendero de la Renunciación.

No obstante, si la "Doctrina del Corazón" es de un vuelo excesivamente elevado para ti; si necesitas de auxilio para ti mismo y temes ofrecérselo a los demás, entonces, oh tú de corazón tímido, sábelo con tiempo, conténtate con la "Doctrina del Ojo" de la Ley.


Condenado por ti mismo a vivir durante los venideros Kalpas, inadvertido para el hombre y sin que te lo agradezcan; incrustado como una piedra entre las otras innumerables piedras que forman el "Muro protector", tal es tu porvenir si pasas por la séptima puerta. Construido con las manos de numerosos Maestros de Compasión, levantado con sus tormentos, cimentado con su sangre, protege a la humanidad desde que el hombre es hombre, escudándole contra nuevas miserias y sufrimientos mucho mayores.

Con todo, el hombre no lo ve, ni lo percibirá, ni querrá escuchar la palabra de la Sabiduría….porque no lo conoce"


Fragmentos de LA VOZ DEL SILENCIO. texto tibetano recopilado por
H.P. Blavatsky

LOS SIETE PUNTOS CARDINALES


Los siete puntos cardinales (Paul Carús — El Evangelio de Buddha) 


Mientras el Bhagavat (o el Señor Buddhá) moraba en el bosque de bambúes inmediato a Radjagriha, halló una vez en su camino a Srigala, un buen padre de familia que, con las manos juntas se volvía reverentemente hacia el Norte, hacia el Sur, hacia el Este, hacia el Oeste, hacia el Cenit y hacia el Nadir. El Bienaventurado Bhagavat, conociendo que se trataba de una superstición religiosa tradicional a fin de alejar el mal, preguntó a Srigala: “Dime, buen hombre, ¿por qué practicas esa extraña ceremonia?” 

2.— Y Srigala respondió: “¿Es que encuentras extraño el que proteja mi hogar contra las influencias de los espíritus malignos? Yo sé bien que vas a decirme que ‘os encantamientos no tienen ninguna utilidad ni poseen ningún poder salvador, pero has de saber que, ejecutando este rito, honro, respeto y venero las palabras de mi padre y las que a este último dijo el padre de mi padre, de generación en generación”. 

 3.— Entonces el bendito Tattagata, le replicó: “Bienaventurado tú ¡oh Srigala! que así honras y santificas la veneran-da memoria de tus mayores, para proteger tu hogar, tu mujer, tus hijos y los hijos de tus hijos contra los malévolos asaltos de los demonios, pero al propio tiempo advierto que no conoces el verdadero significado de la ceremonia que practicas por tradición. El que así te habla en estos momentos como un verdadero padre espiritual que no os ama menos que vuestros padres físicos, te va a enseñar el alcance y significado de la dicha ceremonia”. 

4.— “Has de saber, pues, continuó el bendito Bhagavat, que no te basta para proteger tu casa la práctica de ceremonias más o menos misteriosas e incomprendidas sino que antes bien debes protegerlas contra los malignos por medio de buenas acciones.” 

5.— “Al dirigirte, reverente, hacia el Este, deberás pensar amorosamente en tus padres y demás ascendientes, a quienes debes el ser, y a quienes no pagarías llevándolos cien años sobre tus hombros, y al dirigirte luego al Oeste, pensarás no menos amorosamente en tus descendientes todos, que de ti derivan su vida. Cuando te orientes hacia el Norte, evocarás amante a tus Maestros los que te formaron el ser intelectual y moral, que vale más que la vida física y cuyas divinas enseñanzas y ejemplos deben dirigir siempre tus pasos en la Tierra camino de una morada mejor que es la morada suya, mientras que, al orientarse hacia el Sur te preocuparás a tu vez de todas aquellas mentes inferiores a la tuya y de las cuales forzosamente eres el Maestro. Cuando alces tu vista al Cenit, recordarás el cumplimiento de todos tus deberes religiosos y sociales, en demanda del excelso ideal humano, y cuando al Nadir, pensarás en tus muchas y grandes culpas, que te ligan kármicamente con todo tu pasado muerto!... 

6.— “Y luego que así te hayas dirigido al Norte, y al Sur; al Este y al Oeste, al Cenit y al Nadir, concentrarás toda tu atención sublime en el Loto de tu Corazón, y allí encontrarás a la Divinidad. Tal es y ha sido siempre la Religión Eterna que tu padre te quiso hacer recordar con la ceremonia que, sin saberlo, practicabas.” 

7.— Entonces, asombrado Srigala, miró con ojos de pasmo al Bhagavat, cual habría mirado a su propio padre si resucitase, y le dijo: “¡Me has revelado hoy, amante, la Verdad Oculta, como quien pone rutilante lámpara en medio de las tinieblas. ¡Tú eres, pues, el Maestro, tú eres el Tattagata; tú eres el Buddha excelso a cuyo señor me acojo para mejor buscar la Verdad que ilumina, el Sendero de los Hermanos que así han logrado la Salvación!” - 
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COMENTARIO —¿Qué singularísima moda de enseñar es ésta —se habrá preguntado lleno de asombro el lector—, que en medio de la más dulce y redentora poesía, nos da simbólicamente, es decir en trascendente síntesis, enseñanzas de Moral, de Ciencia y de Arte, como quien no quiere la cosa, y ampliando además nuestros horizontes mentales, tan reducidos por nuestro cretinismo egoísta? ¿Qué clase de maestros son estos Maestros de Oriente que saben aunar de un modo tan artístico y tan decisivo el sentimiento con el pensamiento, haciéndoles merecedores del nombre de “Mahátmas”, o “Grandes Almas” con que allí son conocidos? Porque no se diga, en efecto, que la tal enseñanza de los puntos cardinales es de mera Geografía. Es, también de Historia, puesto que, con razón o sin ella, se atribuye al último Buddha; es de Geometría; puesto que diseña límpidamente que es el punto del observador mismo: “el loto de su corazón” como tan gráficamente dice, pero es asimismo la enseñanza de la “setena” o sagrada y Sintético “Siete”, es decir de una como que es muy seguida por la Naturaleza merced a la suprema regularidad de sus aplicaciones geométricas. Y al ser la sublime parábola todo esto, es también una enseñanza de los ejes de cristalizacion en los sistemas minerales; un recuerdo del famoso “prisma” o exágono típico del benceno, base de todos los derivados orgánicos ciclos que comienzan con la sencillez de dicho hidrocarburo para acabar en esas inmensas arborizaciones moleculares de las albúminas, lecitinas, protagones y demás organizaciones complejísimas de nuestros cuerpos. También es ella un símbolo de nuestra dinámica entera, dado que siempre que actuemos, la sublime abstracción del símbolo se hará patente y real una vez más en nuestra marcha, con “nuestras piernas” que siempre mirarán hacia el Nadir porque sus plantas están fatalmente ligadas a la gravedad que no es sino “el amor de la Madre Tierra” y la tara de nuestra “karma” o pasadas culpas; con “nuestra cabeza” que, si ha de hacer honor a su nobleza augusta ha de estar alta siempre en dirección al Cenit, donde se halla el ideal celeste que la inspira; con “nuestros brazos, derecho e izquierdo”, que completan la cruz fatídica al par que redentora de la crucifixión inflingida a nuestra alma en nuestro cuerpo y con la línea, en fin, demarcada por nuestra rectitud, entre “la obra ya ejecutada”, que se queda atrás hacia la espalda y “la obra por ejecutar”, que hacia adelante nos obliga a caminar heroicos, y digo heroicos porque sabemos siempre que allá lejos, más o menos lejos pero indefectibles, nos aguardan esos tres monstruos de la 36 enfermedad, la vejez y la muerte que, como veremos luego, son los que decidieron con su perfidia la divina vocación redentora de Sidharta Sakya Muni... Hasta la oscura ciencia de la Astrología diríase que está íntimamente relacionada con la sin igual parábola, por cuanto es un hecho que la evolución misma de nuestra mente— y no hablemos, para no cansar, de la evolución en toda la naturaleza— no es sino la sucesiva identificación mental de las siete sublimes direcciones, puesto que desde el nacimiento hasta la muerte, la mente no hace sino mirar ora en una de estas direcciones, ora en otra, dado que el niño, partiendo de la inconciencia originaria o punto central, determina primero “la dirección” de su madre, de su padre y de los demás ascendientes, pero tiene corrido un velo en la dirección contraria de los futuros descendientes, o sea del sexo y sus secretos. Al alborar su razón, va determinando más y más la dirección de sus maestros y sólo ya cuando su razón madura empieza a descorrerse el velo que oculta a los futuros discípulos. En la llamada “edad de los cristos”, o gran crisis ideológica, moral, física o “integral” para hablar mejor, que decide de un modo inapelable el porvenir del joven hecho hombre determínanse, en fin, las dos restantes direcciones, y el hombre sube al pináculo de su ideal, de su cénit, o rotas las alas de su ilusión como las céreas a las de Icaro, cae al “nadir” del escepticismo, cuando no de la locura o del crimen... Ved, pues, lectores —y conste que la cosa no acaba, sino que se deja aquí como inagotable —cuán infinitas son las humanas aplicaciones de la parábola maravillosa. No olvidemos, por tanto, las “seis escuadras de rectitud” que semejantes direcciones nos marcan y, al par que tratemos de eliminar de nuestra conducta “las oblicuas” que las contradicen, pongamos de hoy er adelante en nuestros pobres textos de Geografía esotros tres puntos cardinales del “observador, el Cenit y el Nadir”, dado que si cardinal viene del latino “cardo”, base, quicio o fundamento, tan fundamentales como los otros cuatro son estos tres últimos, sobre todo el del observador, sin el cual no hay “direcciones” posibles.


fragmento POR EL REINO ENCANTADO DE MAYA
MARIO ROSO DE LUNA 








fotografía de D.V.

ISIS SIN VELO-fragmentos de HPB


Conviene anteponer unas cuantas explicaciones del plan de la obra, que en modo alguno lleva por objeto revolucionar el mundo científico ni tampoco imbuir en la mente del lector las opiniones y juicios personales de la autora, sino que más bien es un compendio de las religiones, filosofías y tradiciones del género humano en toda época, y su exégesis desde el punto de vista de las enseñanzas esotéricas, que los países cristianos no conocen ni siquiera en fragmentos que atestigüen su valía. Los infortunados filósofos de la Edad Media fueron los últimos que publicaron tratados sobre la doctrina secreta cuyo conocimiento asumían, y desde entonces, poquísimos autores se han atrevido en sus obras a ponerse enfrente de los juicios y arrostrar las persecuciones, pues tuvieron por norma no escribir para el público, sino tan sólo para quienes poseyeran la clave del lenguaje. Pero como la muchedumbre del vulgo no comprendía sus enseñanzas, los motejó a todos ellos de charlatanes y visionarios. De aquí el creciente desdén con que se ha venido mirando la nobilísima ciencia del espíritu.

La titánica lucha, hoy más empeñada que nunca, entre el materialismo y el espiritualismo, nos ha determinado con preocupación constante a recopilar en los capítulos de esta obra, como armas en arsenal, el mayor número de hechos favorables al triunfo del espiritualismo.

El materialismo de hoy, niño enfermizo y deforme ha nacido del brutal ayer, y si no le atajamos los pasos podría erigirse en nuestro dueño. Es el materialismo la bastarda progenie de la Revolución francesa, promovida por la mojigatería, la intolerancia y las persecuciones religiosas. Para evitar que se amortigüen las aspiraciones espirituales, que se desvanezca toda esperanza y se disipe la intuición que tenemos de Dios y la vida futura, es preciso dejar en completa desnudez la falsedad de la teología moderna y distinguir escrupulosamente entre la religión divina y los dogmas humanos.

Nuestra voz se levanta en pro de la libertad espiritual y en contra de toda tiranía científica o teológica.

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"En las más antiguas tradiciones de casi todos los pueblos se descubre la misma creencia en una raza de espiritualidad superior a la actual. El manuscrito quiche Popal Vuh, publicado por Brasseur de Bourbourg, dice que el primer hombre pertenecía a una raza dotada de raciocinio y de habla, con vista sin límites, que conocía todas las cosas a un tiempo " 


Dice el texto hebreo del Génesis : "A todos los animales de la tierra y a todas las aves del aire y a cuanto se arrastra por el suelo, les di alma viviente " Génesis I, 30

Desde la más remota antigüedad enseñó la filosofía religiosa que el universo está poblado de divinos y espirituales seres de diversas razas. De una de éstas surgió con el tiempo ADAM, el hombre primitivo.

Los kalmucos y otros pueblos de Siberia describen también en sus leyendas, razas anteriores a la nuestra y dicen que aquellos hombres poseían conocimientos casi ilimitados, de lo que se engrieron hasta la audacia de rebelarse contra el Gran Espíritu, quien, para humillar su presunción y castigar su arrogancia, los encerró en cuerpos que limitaron sus facultades. Únicamente pueden salir de este encierro por medio de  perseverante arrepentimiento , de la purificación y desenvolvimiento interior."


fragmentos de H.P. BLAVATSKY
ISIS SIN VELO -TOMO I

El Verdadero Sendero


"Existen distintos métodos de adquirir el conocimiento:

a) Aceptar ciegamente los preceptos de la Iglesia o de la ciencia moderna.
b) Rechazar ambas y proponerse hallar uno misma la Verdad.

El primer método es fácil y conduce a la respetabilidad social y a la alabanza de los hombres, el otro es difícil y exige un amor a la Verdad poco común, una indiferencia completa respecto a todo beneficio personal y una inquebrantable perseverancia.  Así era antiguamente, así es hoy día, salvo quizá, que ese amor a la Verdad ha sido más raro en nuestra época que lo era en días pasados. 

Pretende aquél para su Sendero todo el confort moderno, exige aceras asfaltadas, tren rápido y telégrafos, y hasta telescopios con que contemplar, cómodamente tendido, el trabajo de los demás y, mientras les critica, hallar un trabajo fácil; en esas condiciones, dispuesto está a hacer papel de ocultista y de estudiante aficionado a la Teosofía


Muy distinto es el verdadero Sendero que conduce al Conocimiento Esotérico. Obstruida está su entrada por infinidad de plantas espinosas, frutos de la negligencia y de la omisión, los disfraces de la Verdad, que tantos siglos de existencia cuentan, entorpecen el camino, obscurecido por el orgulloso desdén de la propia presunción y por todas las verdades alteradas y desviadas de su origen. Sólo penetrar en el umbral de este Sendero exige una incesante labor de años, no compensada muchas veces, y cuando ha logrado franquear la entrada, el abrumado peregrino ha de caminar con esfuerzo, porque la estrecha senda conduce a las cimas de montes inviolables, inmensurados e ignorados, salvo de aquellos que alcanzaron ya las nebulosas cumbres. Así, ha de ascender, paso a paso, teniendo que conquistar cada palmo de terreno por sus propios esfuerzosavanza guiado por extraños linderos, cuya naturaleza sólo puede reconocer descifrando en su camino las inscripciones medio borradas por los siglos, porque ¡ay de aquél, si en vez de estudiarlas se detiene, declarando aquéllas indescifrables!. La Doctrina del Ojo es maya, sólo la del Corazón puede hacer de aquél un elegido.

¿Ha de extrañar pues que tan pocos alcancen la meta?
¿Que sean tantos los llamados y tan pocos los elegidos?

Lo hemos explicado en la Voz del Silencio: "Mientras los primeros repiten orgullosos: ¡Ved!. ¡yo sé!, los últimos aquellos que humildemente han atesorado, confiesan en voz baja: "¡Así he oído yo!,y, por lo tanto, conviértense en los únicos elegidos."



 H.P. Blavatsky-fragmentos 

La Verdad más extraordinaria que la ficción


"La reivindicación de los ocultistas y de su Ciencia Arcaica se está preparando lenta y firmemente en el corazón de la sociedad, hora por hora, día por día, año por año, en forma de dos ramas monstruosas, dos brotes descarriados del tronco de la Magia; el espiritismo y la iglesias romana. Los hechos se abren camino a menudo entre las ficciones. Las varias modalidades del error, constriñen cual enorme boa al género humano, intentando ahogar con sus terribles anillos toda aspiración a la verdad y toda ansia de luz. Pero el error sólo tiene superficial potencia; porque la Naturaleza oculta circuye el globo entero en todos sentidos, sin excepción de un solo punto. Y sea por fenómenos o por milagros, por cebo de espíritu o por báculo episcopal, el ocultismo triunfará antes de que nuestra era alcance el "triple septenario de Shani (Saturno)" del ciclo occidental, en Europa; o sea antes de terminar el siglo XXI


Verdaderamente, el barbecho del remoto pasado no está muerto; tan sólo reposa. El esqueleto de los sagrados robles druídicos aun puede retoñar de sus secas ramas y renacer a nueva vida, como brotó "hermosa cosecha" del puñado trigo hallado en el sarcófago de una momia cuatrimilenaria. ¿Y por qué no? La verdad es mucho más extraordinaria que la ficción. Cualquier día puede vindicarse inopinadamente y humillar la arrogante presunción de nuestra época, probando que la Fraternidad Secreta no se extinguió con los filaleteos de la última escuela ecléptica; que todavía florece la Gnosis en la tierra, y que son muchos sus discípulos, aunque permanezcan ignorados. Todo esto puede llevarlo a cabo uno, o varios de los grandes Maestros que visitan a Europa, poniendo en evidencia a su vez a los presuntuosos difamadores y detractores de la Magia. Varios autores de nota han mencionado tales Fraternidades Secretas y de ellas se habla en la Real Enciclopedia Masónica, de Mackenzie.


DOCTRINA SECRETA -fragmentos

H.P. BLAVATSKY