LOS AVATARAS SALVADORES DEL MUNDO


Todos los Salvadores del mundo, los Bodhisattvas y Avatâras, son árboles de redención que brotan de una sola semilla: el Bîja o "Mahâ Vishnu"” Tanto importa que se la designe con este nombre o con el de Âdi-Buddha (Sabiduría Primordial). En este sentido esotérico el Señor Buddha fue una encarnación de Mahâ Vishnu.


Estas enseñanzas jamás se expondrán abiertamente a gentes que no estén bien preparadas para recibirlas

El “Misterio” está expuesto, para quien sepa comprenderlo, en las siguientes palabras de Krishna:

            Muchos nacimientos he dejado Yo tras Mí, y muchos dejaste tú, ¡oh Arjuna! Pero yo los recuerdo todos; pero tú no recuerdas los tuyos, ¡oh Parantapa!
            Aunque soy el nonato e imperecedero ser, el Señor de todos los seres y cobijo la naturaleza, que es mi dominio, también nazco por virtud de mi propio poder (3).
            Cuando quiera que la rectitud desmaya, ¡oh, Bhârata!, y cobra bríos la iniquidad, entonces renazco.
            Para proteger a los buenos, confundir a los malos y restaurar firmement la justicia. De edad en edad renazco Yo con este intento en cada yuga.
            Quien así conozca en su esencia Mi divino nacimiento y Mis acciones divinas, ya no volverá a nacer cuando deje el cuerpo, sino a Mí se unirá, ¡oh Arjuna! (4).

            De modo que todos los avatâras son uno y el mismo; son los Hijos de su “Padre” en directa descendencia. El “Padre”, o una de las siete Llamas, llega a ser con el tiempo el Hijo y, en consecuencia, uno con el Padre desde toda la eternidad


Verdaderamente, vinieron al mundo en su respectiva época personalidades que como Gautama, Shankara, Jesús y unos pocos más, tenían por misión “salvar el bien y destruir el mal”. Así se dijo: “Yo nazco en cada yuga”. Y todos nacieron por el mismo Poder.


            Muy misteriosas son, en efecto, estas encarnaciones que caen fuera del círculo general de renacimientos. En tres grupos pueden dividirse las encarnaciones: Los avatâras o encarnaciones divinas; las de los nimânakayas o adeptos que renuncian al Nirvana con el propósito de auxiliar a la humanidad; y las naturales reencarnaciones de la masa general, sujeta a la rueda de nacimientos y muertes, la ley común

¿Qué es un avatâra? Antes de emplear el término conviene comprenderlo. Es un descenso de la Divinidad manifestada, llámese Shiva, Vishnu o Âdi-Buddha, a la forma ilusoria de una individualidad, que en el plano físico toma apariencia objetiva, pero que realmente no lo es. Esa ilusoria forma no tiene pasado ni futuro; porque no ha tenido encarnaciones anteriores ni los subsiguientes renacimientos, y por lo tanto, para nada interviene en ella el karma

El avatâra es el descenso de Dios a una forma ilusoria...

Los Shâstras dicen que por nuestras acciones podemos alcanzar tan sólo el moksha o liberación final; y que si no nos esforzamos, tampoco obtendremos ganancia alguna ni recibiremos auxilio ni beneficio de la Divinidad [el Mahâ Guru


En la condición de nirmânakâya (o nirvâni “con residuos”) puede ayudar aun a la humanidad.
           
Así dijo Gautama el Buddha: “Caigan sobre mí los sufrimientos y pecados del mundo (16), y que el mundo se salve”, una exclamación de genuino significado apenas comprendida por sus discípulos actualmente. “Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué te va a ti?” (17) pregunta Jesús en cuerpo astral a Pedro. “Hasta que yo venga” significa “hasta que reencarne nuevamente” en un cuerpo físico.  Así  Cristo  pudo  en  verdad  decir  en  su cuerpo crucificado: “Yo estoy con mi Padre y soy uno con Él”, lo cual no impidió que su astral tomara nueva forma, ni tampoco que Juan esperara su vuelta y que al volver no le reconociera  y  aun  que  se  opusiese  contra  Él.  Pero  estas  palabras  del  Maestro  le sugirieron a la Iglesia la absurda idea del juicio final en el milenio en sentido físico.Desde entonces tal vez haya vuelto, más de una vez, el “Hombre de las Angustias”, sin que  le  reconocieran  sus  ciegos  discípulos.  También  desde  entonces  ha  sido  este  gran “Hijo de Dios” incesante y más cruelmente crucificado, día tras día y hora por hora, por las Iglesias fundadas en su nombre. Pero los apóstoles, que tan sólo eran seminiciados, no supieron esperarle, y no sólo no le reconocieron, sino que lo menospreciaron cada vez que volvió 18.


16 Esto es, renazca yo a nuevas miserias.
17 San Juan XXI, 21–22.
18 Véase  el  extracto,  publicado  en  The Theosophist(Nov.1881,  pág.  38  y  Dic.  pág.  75)  de  una  hermosa novela  de  Dostoievsky,  extracto  titulado  El  Gran  Inquisidor.  Es  una  maravilla  de  ficción  en  la  que  se supone la vuelta de Cristo a España, durante el período álgido de la Inquisición, cuyo jefe supremo o Gran Inquisidor  lo  encarcela  y  sentencia  a  muerte,  temeroso  de  que  acabe  con  la  obra  salida  de  manos jesuíticas.




fragmentos de DOCTRINA SECRETA
H.P. BLAVATSKY

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